AEP: Cero dispositivos hasta los 6 años
La Asociación Española de Pediatría actualiza sus recomendaciones
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1/16/20253 min read


La Asociación Española de Pediatría (AEP) ha lanzado una actualización significativa de sus recomendaciones sobre el uso de pantallas en la infancia y la adolescencia, ampliando la edad mínima de exposición recomendada de 2 a 6 años. Este cambio, respaldado por nuevas evidencias científicas, pone de manifiesto la creciente preocupación por los efectos del uso excesivo e inadecuado de los dispositivos digitales en el desarrollo físico, mental y emocional de los menores.
Nuevas evidencias científicas
Uno de los nuevos hallazgos más importantes es la asociación directa entre el tiempo que los padres pasan frente a las pantallas y el tiempo que sus hijos dedican a ellas. Este vínculo, especialmente notable durante momentos clave como las comidas y antes de dormir, subraya la necesidad de que los adultos actúen como modelos a seguir en el uso de la tecnología.
Los últimos estudios científicos destacan el impacto del uso de pantallas en el neurodesarrollo a distintas edades. En los niños más pequeños, de 1 a 4 años, el uso de dispositivos como herramienta para calmar o premiar puede generar consecuencias negativas en su desarrollo emocional y cognitivo. Cuando los dispositivos se utilizan rutinariamente para distraer o calmar, los niños tienden a depender de las pantallas para regular sus emociones, lo que dificulta la adquisición de habilidades de autorregulación. Este patrón de dependencia temprana puede dar lugar a problemas de frustración, dificultades para gestionar emociones y desafíos en su capacidad de autogestión en etapas posteriores.
Por estas razones, la AEP desaconseja el uso de pantallas antes de los 6 años, señalando que no existe un tiempo de uso considerado seguro a estas edades. La única excepción sería el uso ocasional y bajo supervisión adulta, con un propósito claro, como facilitar el contacto social. Por ejemplo, un niño pequeño podría beneficiarse de una videollamada breve en la que un familiar le cuente un cuento o le cante una canción, siempre como una actividad guiada y puntual.
En la adolescencia, el uso de pantallas presenta retos diferentes, vinculados al proceso de maduración del cerebro. Durante esta etapa, el sistema límbico (responsable de las emociones) y la corteza prefrontal (clave para la toma de decisiones y el control de impulsos) alcanzan su desarrollo final. La exposición a sistemas de gratificación inmediata, como los que ofrecen muchos medios digitales, puede aumentar la activación de la región límbica, lo que fomenta comportamientos impulsivos. Paralelamente, la multitarea asociada al uso de pantallas se ha relacionado con una disminución de la capacidad para filtrar distracciones, un aumento de la impulsividad y una reducción de la memoria de trabajo. Esto puede tener un impacto significativo en el rendimiento cognitivo y académico de los adolescentes.
Nuevas recomendaciones
En base a las nuevas evidencias científicas, la AEP ha actualizado sus recomendaciones del uso de pantallas por edad, con el objetivo de mitigar estos efectos y promover un uso saludable de la tecnología:
De 0 a 6 años: Cero pantallas, no existe un tiempo seguro (salvo excepción y bajo supervisión).
De 7 a 12 años: Si se decide que utilicen un dispositivo, se recomienda limitar su uso a no más de una hora siempre bajo la supervisión de un adulto, evitando su uso en el baño y dormitorios.
De 13 a 16 años: Se recomienda un uso inferior a dos horas e implementar herramientas de control parental para la supervisión.
En general, la AEP recomienda retrasar la edad del primer móvil inteligente e intentar priorizar el uso de teléfonos sin acceso a internet.